Dentro de la producción del arte mueble durante el Helenismo, la cerámica siciliota de Centuripa ocupa un lugar particularmente destacado. En el transcurso de la segunda mitad del siglo III y buena parte del II, a.C., la ciudad cercana al Etna contó con importantes talleres de coroplastas y ceramistas. De las necrópolis de Centuripa (en particular de la de Casino) proceden la mayoría de los hallazgos vasculares, en buena parte expoliados en el transcurso de innumerables excavaciones clandestinas. Difíciles de sistematizar en una secuencia cronológica, múltiples piezas han llegado a nuestros días arqueológicamente descontextualizadas, muchas con sustanciales retoques y repintes.Sin olvidar las abundantes falsificaciones que transitan por el mercado del arte y que incluso figuraron o siguen figurando en Museos y colecciones como vasos originales.
Polícromo y monumental, el estilo Centuripa domina el panorama de la cerámica siciliana durante este periodo; los vínculos más cercanos se establecen con la cerámica de Morgantina, en el centro de la isla, sin olvidar algunos nexos con la producción cerámica de la isla de Lípari. Pero tales relaciones, que expresan un cierto sustrato común, una cierta koiné en la pintura vascular polícroma de la Sicilia Helenística, en nada restan primacía y originalidad a producción centuripana.
Se trata de una cerámica de particular elegancia, tanto en el diseño morfológico de los vasos como en la decoración, a un tiempo plástica y pictórica. Dentro de la tipología vascular destacan la lécane, el lebes gámico y la píxide, con una manifiesta preferencia hacia las formas monumentales. Se trata de piezas frágiles, difíciles de desplazar o de utilizar con un carácter práctico. Las lécanes tienen una tapa cónica bien característica, a menudo más alta que el cuenco que cubren. A diferencia de la cubierta de los lebes, que se fijjaba al cuerpo del vaso, esta tapa era removible.
La decoración de las vasijas presenta una doble naturaleza. De una parte, los apliques en relieve de carácter coroplástico, muy elaborados y ejecutados mediante moldes. Aportan a las piezas una gran plasticidad y cierto carácter orfebrístico y, con sus ornatos vegetales, arquitectónicos y figurativos, una gran variedad de motivos. Los elementos ornamentales transpuestos desde la arquitectura - particularmente entablamentos- se sitúan en la parte superior del cuerpo del vaso (en especial de los lebetes) y se inspiran en modalidades arquitectónicas locales, propias de los monumentos de la Sicilia oriental y en particular siracusanos.

Lebes gámico. Museo Arqueológico regional "Antonio Salinas", Palermo
Al ornato plástico se suma la decoración pictórica de las vasijas, en un estilo polícromo caracterizado por el empleo de un fondo rosáceo, neutro y aespacial, obtenido con pigmentos de hematita y calcita, Sobre esta superficie monócroma se recortan las figuras. El fondo negro resulta menos frecuente, pero estilísticamente relevante. La decoración va sobrepintada, aplicada tras la cocción de la pieza sobre una imprimación o sustrato blanquecino de caolín que proporcionaba luminosidad a los colores y seguramente facilitaba su adherencia. En todos los casos, la pintura se ejecutó con la técnica del temple seco. Se extendía al conjunto de la pieza, incluyendo las asas, a menudo doradas y pintadas, o la cubierta cónica de los vasos.
Lécane de estilo Centuripa. A la altura de las asas, friso en terracota con cabeza de gorgona een el centro y y erotes entre tallos vegetales. En la tapa cónica, escena sacrificial ante un altar protagonizada por un grupo de personajes femeninos. Metropolitan Museum of Art, Nueva York
En contrastaste con la monocromía del fondo, la policromía de los elementos figurativos resulta extraordinariamente rica. Junto a los tonos rosados, aparece el rojo, el ocre, el amarillo, el blanco, el verde y el azul egipcio, que se aplican con gradación lumínica en la ejecución de las imágenes, previamente delimitadas por la línea de contorno. La representación figurativa solo aparece en uno de los lados de las vasijas privilegiando la frontalidad decorativa, señal de que fueron concebidas para ser adosadas. El paso del tiempo ha desvanecido considerablemente el intenso y variado colorido originario.
En contrastaste con la monocromía del fondo, la policromía de los elementos figurativos resulta extraordinariamente rica. Junto a los tonos rosados, aparece el rojo, el ocre, el amarillo, el blanco, el verde y el azul egipcio, que se aplican con gradación lumínica en la ejecución de las imágenes, previamente delimitadas por la línea de contorno. La representación figurativa solo aparece en uno de los lados de las vasijas privilegiando la frontalidad decorativa, señal de que fueron concebidas para ser adosadas. El paso del tiempo ha desvanecido considerablemente el intenso y variado colorido originario.
La temática de las pinturas remite de forma bien insistente a la sublimación femenina y al mundus muliebris, con gran relevancia de la presentación y apariencia de la mujer en ámbitos espaciales escasamente definidos, no pudiendo asegurarse con certeza si las escenas se ubican en un interior o en un exterior. Las mujeres, con sofisticados atuendos y ricos enseres (de las estofas a los joyeros y parasoles), señas de distinción social, se muestran a menudo en grupos reducidos donde la diferencia de estatus se halla presente a través de la ubicación y el atuendo individual de los personajes representados. En particular, la distinción social entre señora y sirvientas. Los rostros muestran cierto grado de individualización. Las expresiones son contenidas, el lenguaje gestual relevante y el movimiento pautado. La presencia de altares y phiales así como de tímpanos y otros instrumentos musicales de carácter dionisíaco, acentúan el sentido ceremonial de las imágenes.
En buena parte de los casos se trata de episodios del rito nupcial y de homenaje a la desposada, como el cortejo procesional, la pareja conyugal o la epaulía, la entrega de ofrendas a la esposa el día siguiente a la boda. La apariencia ceremonial que impregna las escenas las distancia del tradicional repertorio de los temas de gineceo, de carácter más intimista y cotidiano.
En buena parte de los casos se trata de episodios del rito nupcial y de homenaje a la desposada, como el cortejo procesional, la pareja conyugal o la epaulía, la entrega de ofrendas a la esposa el día siguiente a la boda. La apariencia ceremonial que impregna las escenas las distancia del tradicional repertorio de los temas de gineceo, de carácter más intimista y cotidiano.
De hecho tales vasijas han sido interpretadas como dones de boda que las mujeres de rango conservaban desde la ceremonia nupcial hasta su muerte. La función última de la cerámica de Centuripa fue sin duda funeraria: acompañaban a sus propietarias a la tumba, donde eran depositadas como preciadas ofrendas (nunca se emplearon como urnas). De ser así, estas sofisticadas muestras del ajuar nupcial tuvieron un último destino funerario. No debe olvidarse la analogía simbólica entre matrimonio y muerte: al abandonar la casa paterna la desposada emprendía una nueva vida, del mismo que una nueva existencia le aguardaba en el mundo de ultratumba. De forma un tanto difusa, la temática de muchas piezas pudiera remitir a ritos iniciáticos de tránsito, tal vez incluso de iniciación místérica en la esfera órfica o dionisíaca, donde los esponsales de Dioniso y Ariadna representaría todo un referente. El mundo de Dioniso y de forma bien congruente el de Afrodita, cobran vigencia en estas obras. En su conjunto, el universo figurativo resulta más alusivo que narrativo, con un grado de ambiguedad que no excluye la polivalencia semántica: celebración de ritos nupciales, culto funerario, iniciación mistérica.
Píxide. Base decorada con hojas de acanto en relieve. En el campo figurativo, episodio del rito nupcial con presencia de la música. El fondo de entonación purpúrea remite a prototipos áulicos y prefigura la pintura pompeyana. Bajo la tapa, se simula un entablamento dórico en relieve. Metropolitan Museum, Nueva York
La temática nupcial y las alusiones simbólicas al más allá se presentan por lo general con una apariencia amable y mundana, propia de la corriente rococó del arte helenístico y en sintonía con el delicado formalismo, un tanto afectado, que muestran innumerables tanagras de producción local. En cambio no existen correspondencias precisas con el repertorio de época clásica. Crátera campaniforme con fondo negro. Museum of fine Arts, Boston
Como en el célebre Sarcófago de las Amazonas de Tarquinia, cuya decoración pictórica anticipa muchos rasgos del estilo Centuripa (comenzando por el tratamiento rosa o negro de los fondos), no debe descartarse la inspiración megalográfica, sea en la pintura parietal o en la de caballete. Los ceramógrafos que decoraron las piezas debieron ser conocedores de la gran pintura de su tiempo, cuyos recursos de estilo procuran transferir a la cerámica, renovando la apariencia de la pintura vascular siciliota. En las conexiones derivativas de la pintura áulica o principesca, los acomodados comitentes, miembros de la élite local, verían toda una fuente de prestigio debido a su potencial alusivo. Posiblemente el referente por excelencia de esta suerte de cuadros vasculares haya que buscarlo en el ambiente cultural y artístico de la esplendorosa Siracusa en tiempos de Hierón II.
Como en el célebre Sarcófago de las Amazonas de Tarquinia, cuya decoración pictórica anticipa muchos rasgos del estilo Centuripa (comenzando por el tratamiento rosa o negro de los fondos), no debe descartarse la inspiración megalográfica, sea en la pintura parietal o en la de caballete. Los ceramógrafos que decoraron las piezas debieron ser conocedores de la gran pintura de su tiempo, cuyos recursos de estilo procuran transferir a la cerámica, renovando la apariencia de la pintura vascular siciliota. En las conexiones derivativas de la pintura áulica o principesca, los acomodados comitentes, miembros de la élite local, verían toda una fuente de prestigio debido a su potencial alusivo. Posiblemente el referente por excelencia de esta suerte de cuadros vasculares haya que buscarlo en el ambiente cultural y artístico de la esplendorosa Siracusa en tiempos de Hierón II.
BIBLIOGRAFÍA
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