viernes, 14 de agosto de 2020

Retos sobrevenidos. Atenas, Tesalónica y el patrimonio urbano del subsuelo


Durante los años noventa del pasado siglo, en el transcurso de las obras de ampliación y trazado de nuevas líneas del Metropolitano ateniense, gestionado por ATTICO METRO SA, se ejecutó la mayor excavación arqueológica que experimentó la ciudad histórica hasta el momento, sustancialmente en estaciones y pozos de ventilación. Como suele acontecer en la realización de estos grandes proyectos de infraestructura urbana que afectan al subsuelo ( tras Atenas, en Grecia fue Tesalónica, donde la primera fase del metropolitano se completó en 2009), la colaboración entre ingenieros y arqueólogos no fue fácil en una carrera de excavación a contra reloj en la que los trabajos de urgencia interrumpían continuamente el avance de las obras.

La gran intervención, socialmente ineludible ante las innegables y casi endémicas deficiencias del transporte público en la ciudad, trajo consigo la actuación en cuantiosos yacimientos arqueológicos , hallados a una cota que por lo general no rebasaba los 7 ms, mucho más superficial que la correspondiente a los túneles, perforados a una profundidad de al menos 15 ms. La ardua labor de los especialistas griegos, gracias a la actuación del Servicio Arqueológico del Ministerio de Cultura en sinergia con otros organismos institucionales, así como con la sociedad ATTIKO METRO, propició la recuperación, la salvación de una cantidad ingente de material, tanto construido como mueble, que enriqueció de forma notable el conocimiento topográfico y diacrónico de la ciudad antigua, cuyos estratos se hallan sepultados bajo la gran urbe de nuestros días. En varias estaciones del centro histórico, las más densas en hallazgos, junto con otras más periféricas, hoy se muestran vestigios constructivos de ese pasado, parcialmente recuperados y museizados. La muestra permanente de los restos de cubrición del antiguo lecho del río Eridano, en el acceso a la estación de Monastiraki representa un buen ejemplo, junto con la sección museizada de las estaciones de Syntagma y Acrópolis, que cuentan con espacios expositivos, incluso de carácter polivalente. En ellas también se presentan reproducciones de piezas de arte mueble halladas en los distintos yacimientos, protegidas en vitrinas.
 
Los trabajos del Metro ateniense en las Líneas 1 y 2, que abarcaron un extensa área del centro histórico, sacaron a la luz un material arqueológico de valor extraordinario, que obviamente no siempre pudo ser salvado. Amén de restos arquitectónicos de gran relieve, correspondientes tanto a la edilicia pública como a la privada, e importantes inscripciones epigráficas, alguna estrechamente ligadas a la historia militar de la Atenas clásica, depararon un número abrumador de obras artísticas de variada naturaleza (esculturas, relieves, innumerables piezas de cerámica y coroplástica, mosaicos), correspondientes a un amplísimo arco temporal. El total de piezas de todo tipo recuperadas hasta el año 2000 superaba las treinta mil.

En ese mismo año, la colaboración entre el Ministerio de Cultura y el Museo de Arte Cicládico propició la realización en Atenas de una importante exposición, presentada en el mencionado museo bajo el título "La ciudad bajo la ciudad". En ella se mostraron unas 500 piezas representativas de cuanto se halló en las excavaciones del Metropolitano, algunas de ellas de valor e interés histórico artístico realmente excepcional




Cabeza en bronce de muy comienzos del Estilo Severo (h, 480 a. C.). Hallada en las excavaciones del pozo de la Avenida Herodes Ático. Portada del Catálogo de la Exposición La Ciudad bajo la Ciudad (Museo de Arte Cicládico, Atenas 2000)

Hasta la actualidad, el trazado de las líneas metropolitanas de Atenas no ha dejado de expandirse y con ello se acrecientan año tras año nuevas evidencias arqueológicas de relieve. En las actuales excavaciones llevadas a cabo en El Pireo con motivo de la extensión de la Línea 3 hacia la ciudad portuaria, y en particular en las obras de la nueva y céntrica estacíón de Dimotiko Theatro, al término de la linea, ha aparecido material de ingeniería hidraúlica, así como parte de un sector de arquitectura doméstica, junto con  numerosas piezas de carácter mueble en diverso estado de preservación. Casi la tercera parte de estas últimas, unas 1300, fueron realizadas  en madera, lo que singulariza el interés de los hallazgos ejecutados en un materal perecedero cuya conservación propiciaron las condiciones medioambientales del subsuelo. La mayoría  proceden de viviendas y tuvieron un uso cotidiano ( utensilios domésticos,  muebles, herramientas, etc.) 


   Trabajos en la nueva estación de la Línea 3 en el centro de El Pireo, frente al Teatro Municipal. Foto F. Marín.

    Sobresale una escultura acéfala realizada en este material (empleado en la estatuaria griega desde el Arcaísmo), hallada en uno de los pozos y seguramente procedente de un contexto doméstico. Lo conservado de la imagen alcanza los 0,50 ms de altura y se trata de una más que probable representación del dios Hermes, de época Helenística, vestido con chitón corto y clámide recogida en el hombro izquierdo. Lo que perdura de las piernas deja bien explícito en la estatua un acentuado contraposto. Al haber perdido los antebrazos, que iban engastados, se desconoce los atributos que portaba, En cuanto a su función sagrada, debe recordarse que Hermes, divinidad agorea por excelencia, es también proterctor del oikos, garante del bienestar y la prosperidad en el ámbito doméstico. 

                 Actualmente estos hallazgos se almacenan, se conservan y exponen al público en una Ξυλαποθήκη, un taller de carpintería reconstruido ex profeso en la mencionada estación  (aún incompleta) a partir del prototipo de un ergastérion  antiguo; bajo el mismo, prosiguen los trabajos de excavación. Desde la óptica de la presentación patrimonial, no puede negarse la originalidad de esta solución, que conecta el espacio expositivo y restaurador con la actividad arqueológica en el subsuelo. El grueso de lo hallado corresponde a los siglos II e inicios del I a.C., anterior a la grandes destrucciones que sufrió la ciudad en el año 86 a.C., durante la campaña de Sila contra Atenas. Los materiales de deshecho fueron sepultados en pozos que con posterioridad no se utilizaron y en su excavación, en ocasiones a considerable profundidad, los arqueólogos hallaron importantes vestigios de El Pireo helenístico.


Escultura en madera, casi con plena seguridad representación del dios Hermes. Estación Dimotiko Theatro. El Pireo.
 
La ciudad bajo el Museo

En sintonía con este proceso de recuperación del pasado unido a la perforación subterránea, el nuevo Museo de la Acrópolis, construido a partir de 1999 e inaugurado en 2009, se mostró particularmente respetuoso con los múltiples hallazgos que fueron apareciendo en las excavaciones de cimentación. Preservados y visibles, se integraron en el proyecto de Bernard Tschumi, aún a costa de modificar drásticamente la estructura y la tectónica de la construcción, retardando con ello algunos años el término de los trabajos.

El Museo resulta paradigmático con respecto a la protección y puesta en valor del patrimonio del subsuelo. En esta esta ocasión, se trata de los restos de un sector urbano ampliamente poblado y dilatado en el tiempo, hasta entonces oculto bajo el barrio de Makriyanni. De forma sobrevenida, el nuevo monumento contemporáneo se convirtió también en museo del subsuelo, desde el pasado año, coincidiendo con el décimo aniversario de su inauguración, accesible a los visitantes. Lo recuperado en el transcurso de la cimentación del edificio se presenta en términos de ósmosis y continuidad. De modo que el gran museo del siglo XXI se ancla de forma bien explícita sobre la memoria material y la cotidianidad del pasado.




Los restos hallados y acotados bajo el Museo forman parte de un amplio sector arqueológico que hacia el E. se extiende hacia la nueva y cercana estación de Metro Acrópolis y cuya amplitud es difícil de determinar. Testimonian una ocupación humana de larga duración y poseen un interés muy particular desde la óptica de la arqueología del hábitat. A diferencia de lo acontecido en las excavaciones del Metropolitano ateniense, entre los hallazgos de la cimentación del gran proyecto de Tschumi no apareció ninguna pieza de arte mueble de espectacular relevancia histórico artística.

Tesalónica: los archivos del urbanismo frente al futuro (incierto)

En 2006, Tesalónica inició las obras de su Metropolitano; la primera fase se completó tres años después, pero debido la riqueza arqueológica que ha deparado el subsuelo y a la compleja problemática en torno a la conservación y visibilidad de una parte destacada de lo hallado, las obras aún no han concluido y se espera que se prolonguen al menos hasta 2023. Los restos arquitectónicos más importantes -junto a infinidad de piezas mueble- aparecieron en la excavación de las céntricas estaciones de Eleuterio Venizelos y Santa Sofia (Linea 1). Sustancialmente no corresponden a la ciudad helenística, sino a la Tesalónica romana, tardo antigua y y del periodo propiamente bizantino. El extraordinario interés de lo hallado no concierne solo a construcciones y piezas aisladas. Radica ante todo en el urbanismo subterráneo, que el subsuelo conserva a modo de archivos de la historia de la ciudad, de trazado regular desde sus orígenes. Ya antes de los inicios de los trabajos de excavación, los expertos advirtieron que la ruta elegida para el Metro atravesaba áreas bajo tierra de la mayor relevancia histórica y de alto riesgo arqueológico.



Excavaciones en la Estación de Santa Sofía


Tramo del decumanis maximus


Tramo del decumanus maximus, flanqueado de estoas cubiertas


Decumanus maximus, elementos hidraúlicos. El acueducto romano de Hortiatis, varias veces reparado e incluso reconstruido, garantizaba la provisión de agua a la ciudad.

En particular destaca la aparición de más de 75 ms. muy bien preservados del decumanus maximus, a unos 5 ms bajo el nivel del centro de la ciudad, durante los trabajos de excavación de la Estaciones mencionadas. Esta vía, de fase tardo antigua (fines del siglo VI- comienzos del VII d.C.), conocida en época bizantina como la Avenida Media (Μέση Οδός),  la calle ancha (Φαρδύς δρόμος)  ya en tiempos otomanos. representaba la gran arteria de circulación y actividad ciudadana. Precedida de otra de época tardo romana, tal vez construida durante el mandato del Emperador Galerio, sigue muy estrechamente el trazado direccional de la moderna Avenida Egnatia, que conserva el nombre de la gran calzada que unía Dürres y Constantinopla.

El eje longitudinal se cruzaba con el cardo maximo (gran arteria que que conducía al puerto) a la altura de Venizelos, donde se hallaron los restos de un complejo tetrapylon postromano de ocho apoyos: el célebre arco de Galerio, de tiempos de la Tetrarquía (h.300 d.C), cuando Tesalónica fue una de capitales imperiales, no representó el único cuadrifronte erigido en la ciudad tardo antigua. Queda por ahondar en la relación urbanística. simbólica y alusiva entre ambos monumentos. Seguramente el más reciente, apoyado en pilares tardoantiguos de sección cuadrangular, tuvo muy en cuenta la presencia de su antecesor, si bien las soluciones romanas se integraron en una nueva síntesis estructural y decorativa.


Restros del tetrapylo paleobizantino. en la intersección de los dos grandes ejes. Estación Benizelos

El mencionado sector de la gran arteria antigua, de una anchura de 7,5 m,. pavimentada en mármol y porticada, resulta el hallazgo más destacado, hasta el punto de poder ser calificado de excepcional: ni tan siquiera Constantinopla, considerada el gran referente del urbanismo bizantino (a veces incluso en exceso, como cuando de forma reductiva se erige en paradigma general ) ha conservado o deparado algo similar. El patrimonio que en Tesalónica emerge en el subsuelo, ancla definitivamente en la realidad histórica un urbanismo hasta el presente casi imaginado.

En torno al decumanus maximus aparecieron restos de viviendas de ladrillo, así como de talleres, tiendas, sectores de actividad mercantil, fuentes, balnea y conductos hidraúlicos. El mantenimiento y la renovación de las estructuras e infraestructuras urbanas esenciales, como las destinadas a la provisión y el uso de agua (de múltiples implicaciones sociales), representa todo un índice de continuidad del modelo de poder imperial, en mayor o menor medida transferido a las élites locales. Todo habla de un paisaje urbano que no es propio de una "Edad Oscura"; dentro de una dialéctica de permanencia y cambio, en lugar de decadencia, buena parte de los nuevos hallazgos expresan una fase de transición y transformación de la ciudad entre la era justinianea y el Periodo Bizantino Medio. .


Decumanus maximus, pavimentado con lastras de mármol a diferencia del cardo maximo, con suelo de piedra común.

Del mayor interés son los restos de un elaborado ninfeo, una fuente de facciata junto a la entrada norte de Santa Sofía, adyacente al decumanus maximus y cuyas sucesivas fases corresponden a los siglos IV-VII d. C. Se trata de un edificio muy monumental (15,45 x 1,80 m,) que con el tiempo adoptó una planta en forma de U y doble piso, estructurado en hornacinas semicirculares en el plano inferior mientras que en el elevado, de composición más compleja, alternaban nichos rectangulares con otros semicirculares y elipsoidales. Estos huecos debieron albergar estatuas, que amén de ornato conferían al edificio una dimensión expositiva. Aparte del valor monumental, similar al de las fuentes erigidas en Constantinipla o Antioquía, los restos de esta construcción, tal vez la fuente pública más importante de la ciudad paleo bizantina, poseen también una extraordinaria relevancia urbanística. En tanto que lugar de referencia de la Wasser Kultur, deberían mantenerse y preservarse in situ, sin someterlos a ningún tipo de remoción,como bien lo argumentó en 2018 la Asociación Griega de Arqueólogos ante intervenciones desacertadas de traslado parcial.


Restos del ninfeo de doble piso. S. IV-VII d.C. Estación Santa Sofía, Tesalónica

En el ámbito funerario fueron halladas innumerables tumbas, algunas datadas en época helenística. como una de las halladas en las excavaciones de la estación Plateia Democratias, al E. de la ciudad, que amén de una gran necrópolis escalonada en el tiempo depararon restos de una basílica triabsidiada tardoantigua. Se trata de una tumba de cista destinada al enterramiento individual de una mujer joven. Pese a la sencillez de la estructura, una tumba de considerable tamaño pero carente de la complejidad de las grandes tumbas macedonias, el ajuar funerario, formado por corona dorada de hojas de mirto y pendientes de oro junto con un espejo en bronce, la designa sin la menor duda como enterramiento de rango. La corona de inspiración vegetal se suma a varios hallazgos previos de piezas similares en las excavaciones de la Estación Panepistimio.


Corona femenina de hojas de mirto, comúnmente asociadas al culto a Afrodita y a las ceremonias nupciales. Primer Helenismo. Gran necrópolis  ubicada extramuros  hallada en la Plaza Bardarínou, al este de la ciudad. Estación Plateia Democratias, Tesalónica

¿Falsos dilemas?


Con relación al decumanus maximus,,si problemático y de extraordinario coste resultaría dejar in situ los descubrimientos y acondicionar el acceso y la visita, (lo que supondría incluso reestructurar la Estación Venizelos y con ello parte de la red metropolitana), desde una óptica patrimonial también lo sería desmontar, remover o fragmentar semejante fábrica - una via columnata no es precisamente un monumento portátil- y reubicarla en otro lugar, como propone el gobierno central junto con ATTIKO METRO SA, la sociedad gestora de la gran infraestructura. Arqueólogos y movimientos ciudadanos mantienen un criterio y una defensa conservacionista a ultranza: como principio universalmente aceptado, la preservación in situ de los vestigios inmuebles siempre es con mucho preferible y culturalmente prioritaria. Enfrente, la administración central y la gestora, que ante el pragmatismo de los números y los presupuestos ven eternizarse la apertura del Metro tesalónico. El gobierno griego hoy contempla la idea del traslado de los restos a un nuevo museo temático, destinado a mostrar los hallazgos arqueológicos de las excavaciones del Metro. Una iniciativa aún si contenidos y, por tanto, aún sin definir. Con todo ello, el centro de Tesalónica, el más denso de valores semánticos de la ciudad histórica, es hoy espacio de tensión y disputa.

El pasado diciembre, Europa Nostra, la federación para el patrimonio europeo representada en Grecia por la Elleniki Etairia, también ha expresado a las autoridades griegas su oposición a la disgregación del sector del decumanus , advirtiendo de los daños irreparables que podrían sufrir los hallazgos durante su extracción y traslado. Recordando el respeto a los valores de autenticidad que la conservación in situ propicia, como recogen los acuerdos de la Convención Europea para la Protección del Patrimonio Arqueológico (La Valetta, 1992), más conocido como Convenio de Malta, ratificado por Grecia en 2005.

Europa Nostra significantly state they, too, are convinced the reinstatement of the proposal to temporarily remove and later reinstall antiquities after the completion of the station’s construction “will cause irreparable damage to the physical condition of the antiquities during their extraction and removal as well as a drastic reduction in the authenticity of the monumental ensemble. It will lead instead to the creation of a scenic setting within a contemporary metro station, while reducing radically the historical, cultural and educational value and significance of the archaeological remains”.

The implementation of the already agreed conservation ‘in situ’ of the archaeological remains at the Venizelos metro station in Thessaloniki, would be consistent with the European Convention for the Protection of the Archaeological Heritage signed in Valetta (1992)” – a convention which was ratified by Greece in 2005 – and mandates signatories “to make provision, when elements of the archaeological heritage have been found during development work, for their conservation in situ when feasible”.

Finalmente, en abril de este mismo año la International Association of Byzantine Studies (AIEB) trasladó al Primer Ministro griego su protesta ante el proyecto de moción de los restos de su emplazamiento originario.

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Reconstrucción ideal del decumanus maximus deTesalónica

Incluso frente al reivindicado patrimonio en el exilio, el gobierno griego debería demostrar su compromiso y competencia en la salvaguarda de este excepcional tesoro arqueológico, a caballo entre Roma y Bizancio.

Grandes proyectos de infraestructura urbana, Arqueología y Covid19

Entre las innumerables catástrofes a las que se ha visto sometida la humanidad ya desde sus mismos orígenes, las pandemias, documentadas ya desde el Paleolítico por la Arqueogenética, no han sido precisamente las menos duras. Ligadas múltiples factores (medioambientales, nutricionales, higiénicos y de movilidad), suponen un gran desafío a la resiliencia que obiga a repensar lo peexistente. A ahondar en las causas, a enjuiciar graves errores en los modelos de desarrollo, hoy en día errores globales y ya de muy difícil rectificación. El Covid19 ha puesto en lo que seguramente será una duradera cuarentena la propia validez del progreso ilimitado y del crecimiento indefinido.

Como en todos lo ámbitos de nuestra existencia, tanto individual como colectiva, la pandemia traerá consigo la inevitable ruptura de continuidad, la paralización o ralentización extrema de los grandes proyectos urbanísticos en casi todo el planeta. Difícilmente Grecia, tan penalizada ya ante la crisis de 2008, sería una excepción. Con lo cual, sobre la prosecución de los trabajos de realización o ampliación de las líneas metropolitanas, se ciernen sobrevenidas y hasta hoy desconocidas incertidumbres, que en modo alguno son ajenas al ámbito del patrimonio arqueológico. Muy en particular, Tesalónica debe enfrentarse al desafío que representarán los nuevos condicionamientos de la tutela, la conservación y la difusión de cuanto ha deparado la ciudad bajo la ciudad. Unos hallazgos que en gran medida complementan y enriquecen los recursos culturales por los que la ciudad fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial (1988): sus renombrados monumentos paleocristianos y bizantinos, hoy susceptibles de resignificación, de nuevos recorridos de lectura, de ser entendidos en la globalidad de una nueva red relacional, dentro de un correlato urbano que trasciende la visión puramente monumentalista y tanto enriquece la memoria de la ciudad histórica.


Más que nunca, en nuestro presente las palabras de N. Gracia Canclíni mantienen una plena vigencia: "es en los medios masivos de comunicación donde se desenvuelve para la población el espacio público". En la comunicación global del patrimonio, ya esencial desde hace décadas, Tesalónica debe potenciar al máximo los programas, plataformas y otros recursos de difusión telemática, tanto de carácter divulgativo como científico y didáctico, con el fin de implementar la puesta en valor - global y continuada - de los excepcionales hallazgos (Brogiolo y Chavarria 2020), incluyendo su narrativa de conflicto. Apostar en suma, dentro y fuera de los medios oficiales y académicos, por una gran estrategia virtual de actualización viva y permanente de unos valores de civilización que, bien sea a medio o a largo plazo, cabe esperar que recuperen todo su potencial como preciados recursos culturales para el futuro de una ciudad de excepcional valor patrimonial e insuperable calidad paisajística.

A diferencia de otras metrópolis del continente europeo, Tesalónica, como tal vez a otra escala Barcelona, aún no ha perdido el último tren de la sostenibilidad, en tantos aspectos indisociable de la reversibilidad y de un cierto decrecimiento racional. En tiempos de emergencia (un mundo postcoronavirus aún no se vislumbra), ojalá se repiense con acierto un nuevo derecho a la ciudad, necesariamente resiliente y consensuado en todos los aspectos. Una suma de derechos que no relegue el irrenunciable derecho a la cultura ni a una gestión democrática y participativa de los bienes culturales en tanto que bienes ciudadanos y públicos y gran núcleo común de cohesión cívica.

En la nueva e incierta situación, los actuales vestigios materiales del pasado tal vez dejen de ser considerados por las administraciones como molestos obstáculos ante las expectativas de desarrollo, hoy truncadas por lo sobrevenido, y se avance en el impulso de un futuro patrimonial más consensuado. Porque así como el consenso agrega valor a la ciudad, el disenso se lo resta (I. Muñoz Santini 2013)


BIBLIOGRAFÍA

TÖLLE-KASTENBEIN (1990)
VITTI (1996)
PARLAMA y STAMPOLIDIS (Eds.) (2000)
BALLET (2008)
GARCIA CANCLINI (2008)
ZAVAGNO (2008, 2009)
BYRNE (2008)
MUÑOZ SANTINI (2013)
KIOSOPOULOU (2013)
BROGIOLO (2018)
KELBI ROGERS (2018)
TRAIOU (2018)
BECKER (2018)
MANOLEDAKIS (2018)
TSIVUKIS (2020)
BROGIOLO y CHAVARRIA ARNAU (2020)
GOULD (2020)


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