sábado, 17 de agosto de 2019

Periferias helenizadas. La cerámica ática de estilo Kerch


Durante el siglo IV a.C., como consecuencia de la derrota ante Esparta en la Guerra del Peloponeso y del repliegue de la pujanza y el retroceso territorial de Etruria, Atenas hubo de reorientar sus mercados de cerámica, que experimentaron una gran caída en el ámbito itálico, máxime tras el auge de los talleres de la Magna Grecia y Sicilia. 

Atenas procurará ahora acrecentar sus ventas en ambos extremos de Mediterráneo: el Mar Negro y la Iberia occidental, tanto en colonias griegas como en un entorno indígena que en el Bósforo Cimerio se muestra durante el siglo IV a.C. particularmente helenizado. ¿Hasta qué punto los nuevos mercados condicionaron cambios estilísticos y temáticos en los talleres atenienses, en qué medida la demanda exterior orientó la oferta? En este último aspecto, resulta bien conocida la capacidad de adaptación de los talleres del kerameikos a los gustos foráneos, sin por ello dejar de atender las exigencias de la clientela local con la que compartían una cultura plenamente griega y específicamente ateniense.


 Lugar común desde el punto de vista iconográfico serán los combates de amazonas (no siempre representadas en escenas de lucha), grifos y arimaspos, seres que el imaginario griego situaba en territorio escita, al norte del Mar Negro y en contacto con las colonias griegas del Bósforo Cimerio. Una temática de confrontación legendaria que en la periferia occidental del Mediterráneo también gozó de gran aceptación entre las élites íberas,si bien dentro de una tipología vascular diferenciada. Pero tampoco falta la Amazonomaquia, el heroico combate entre amazonas y griegos, tema predilecto y universal de la iconografía griega del siglo IV a.C., del Sarcófago de las Amazonas de Tarquinia a la decoración plástica del Mausoleo de Halicarnaso. Como muchos otras imágenes, obedecen a la unidad, a la koiné cultural y figurativa  del mundo helénico de aquel tiempo y no parecen creadas en función de determinados gustos locales.



Hidria. Una mujer (¿amazona?) y dos arimaspos conducen un grifo (Louvre, París)
Pelikè, Escena de Grifomaquia, Grupo G.







Pelikè. Amazonomaquia (combate heroico entre griegos y amazonas) Gupo G. Hermitage, San Petersburgo.  
   
                  

      
   

























El Bósforo Cimerio, actual estrecho de Kerch, que comunica elMar Negro con el Mar de Azov, desde época temprana estuvo controlado por un nutrido grupo de asentamientos griegos. Al oeste, en la Tauriké (hoy Crimea), las ciudades de Theodosia, Pantikapea (actual Kerch) y Nymphaion. En el lado opuesto (la península de Tamán), Phanagoria y Hermonassa. Los geógrafos griegos consideraban este canal como fin de la οἰκουμένη y el límite entre Europa y Asia. 
  

Las prósperas ciudades, en estrecho contacto con tribus nómadas y sometidas a las vicisitudes del helenizado Reino del Ponto, abastecieron de grano, metal, madera y vino a Atenas, recursos que la ciudad intercambiaba con sus propias mercancías: las utilitarias ánforas de transporte y los prestigiosos vasos historiados de los talleres del Cerámico. Por razones comerciales, en el transcurso del siglo IV a.C - y con posterioridad - la polis procuró mantener excelentes relaciones con los helenizados dinastas pónticos, distinguiéndolos con todo todo tipo de honores cívicos.

La ciudad más pujante de aquel territorio fue Pantikapea (actual Kerch), a decir de Plinio  fundación milesia -como Olbia- cuyo origen se remonta al siglo VI a.C..Se trata del principal centro importador de esta cerámica ática, que en aquel territorio gozó de gran demanda el transcurso del segundo y tercer cuarto del siglo Las mayoría de las piezas halladas en esta ciudad proceden de contextos funerarios, de las numerosas necrópolis situadas extramuros y de los kurganes (túmilos) del monte Mitrídates. En Pantikapea difícilmente puede discernirse entre enterramientos griegos y no griegos.Las necrópolis se muestran jerarquizadas y las aristocráticas poseen ajuares de mayor lujo y calidad, como acontece en la de Yuz Oba. Lo que establece destinciones  no es la étnia,sino el rango y la dualidad griego/bárbaro (propia de la tradicional lecture barbare) hoy no parece revelarse muy operativa. La recepción de la cerámica Ática en Kerch no fue inerte: se vislumbran gustos individuales y preferencias de los compradores (en temas, técnicas y pintores), Algunos estudios recientes apuntan incluso a cierto grado de coleccionismo fundamentado en el gusto y el criterioentre los sectores de población más privilegiados. Una clientela que conocía los mitos y podían entender la complejidad del imaginario griego.


 En realidad,la recepción de la cerámica ateniense en el Bósforo Cimerio no se inscribe propiamente en un proceso de aculturación, que en todo caso correspondería a una fase preexistente. El uso que hicieron en Kerch de las vasijas historiadas fue el mismo que en Atenas; se utilizaron durante tiempo como piezas funcionales, para luego ser depositadas en la tumba como ofrendas de prestigio. Un prestigio que, en un ámbito plenanamente helenizado,no obedecía precisamente al carácter exótico de las piezas ni, frente a las artes suntuarias, a su valor material, El aprecio de aquellas vasijas venía determinado por el mundo figurativo e inteligible del que eran soportes.


    Ciertamente, la denominación estilística resulta acomodaticia: no se trata de una producción local, sino importada y la multiplicidad de pintores vasculares que decoraron las vasijas llegadas a Kerch -gran centro receptor, no puede asegurarse hasta qué punto redistribuidor- y a otros territorios del Bósforo Cimerio, hace que el estilo carezca de homogeneidad. La procedencia y contexto arqueológio de muchos vasos son desconocidos o se hallan escasamente documentados. Muchas piezas cerámicas, las más refinadas, se trasladaron en el transcurso de los siglos XIX y XX desde la "pequeña Rusia" al Hermitage de San Petersburgo (algunas al Museo Puhskin de Moscú), si bien en el Museo de Historia y Arqueología de Kerch pueden contemplarse obras bien representativas.
        
          Los hallazgos no se concentran exclusivamente en el Bósforo Cimerio. También se consignan en el ámbito egeo y un poco por todas partes en la cuenca mediterránea. A título de ejemplo, uno de los testimonios más relevantes del estio Kerch, la pelikè del rapto de Tetis (British Museum), obra del Pintor de Marsias  (tal vez el maestro más prominente del estilo, ausente en los mercados de Occidente)), fue hallada en Camiros (Rodas). Otras piezas proceden de la Cirenaica, receptora de mucha cerámica ática del siglo IV a.C. En la Península Ibérica, tienen cierta representación los maestros del denominado Grupo G (Grifos).

Pelikè. Rapto de Tetis por Peleo. Pintor de Marsias, h.340 a.C. British Museum, Londres.

La cerámica Kerch representa una modalidad singular de la tradicional decoración de los vasos de figuras rojas. Si bien el punto de partida se halla en el denominado "estilo rico" de la Atenas de fines del siglo V y comienzos del IV a.C., de figuras elegantes de contornos fluidos (Pintor de Midias), el estilo Kerch se caracteriza por la innovación que supone la policromía exuberante y la decoración selectiva en relieve. Los vasos predilectos son la pelikè, de proporciones esbeltas, el lebes gámico la hidria y las cráteras caliciformes. El frente de las vasijas presenta por lo general una factura más cuidada y en él se despliegan los sutiles añadidos de color. Al tratarse de sobrepintes, aplicados tras la cocción de las vasijas, los efectos polícromos en la mayoría de los casos han llegado al presente muy desleídos. Junto con el blanco, que no suele aplicarse en el estilo de figuras rojas hasta finales del siglo V a. C, y reservarse en particular para las carnaciones femeninas (también en los erotes), surge el amarillo, el rojo púrpura, el azul y el verde; con la mezcla del rojo y el blanco se obtienen los tonos rosados. Sin olvidar la importancia de los dorados, aplicados a veces a base de toques muy breves.
     
       Las composiciones se adaptan con armonía y libertad a la variada configuración de los vasos, con predominio del estilo monumental. En el anverso de las vasijas, la figura o figuras centrales suelen disponerse conforme a un eje de simetría bilateral, flanqueadas por imágenes dispuestas en paréntesis, que otorgan predominio a las composiciones cerradas. Las elegantes líneas de contorno son dinámicas y sinuosas, a menudo casi manieristas y el dibujo procura crear sensación de tridimensionalidad, evocando el efecto sugestivo de la línea en el pintor Parrasio. Al fin y al cabo la rica paleta empleada y el refinamiento gráfico cuentan con el antecedente ático de los lecitos polícromos de fondo blanco que en muchos casos (en particular, el Pintor de las Cañas) evocan los recursos de megalografía de su tiempo, como la sutil línea de Parrasio de Éfeso, elogiada por Plinio. La contundencia  plástica y las complejas poses de algunos maestros parece remitir al ámbito de la gran escultura de aquel tiempo, mostrándose incluso anticipadores. En contraste con la cerámica italiota coetánea, los efectos arquitectónicos ilusionistas y la inspiración teatral apenas poseen relevancia. De otra parte, se diferencia de forma nítida de otros estilos polícromos coetáneos como la cerámica de Gnatia (Apulia).



 Pelikè. El juicio de Paris, h.360 a.C. Atribuida al Pintor de la Procesión Nupcial. J.Paul Getty Museum.


           Las figuras subalternas suelen realizarse en el tradicional color rojo de la arcilla, añadiéndoles todo lo más algún complemento blanco o dorado. Así acontece en las representaciones en el reverso de las vasijas, en las figuras secundarias de la cara principal y en la estilizada decoración vegetal. 
    
           En cuanto a los efectos de relieve aplicado, tan originales y distintivos, se concentran también en el anverso de las vasijas. En ocasiones son bien pronunciados y confieren a los vasos la apariencia de camafeos o de ricas piezas de orfebrería o toréutica, tan apreciadas entre los pueblos escitas. El lécito de la exótica y paradisíaca Cacería Persa (Ermitage, San Petersburgo), obra del pintor vascular ateniense Xenophantos y ejecutado h. 380 a.C, es posible que en la propia ciudad de Pantikapea, constituye un destacado y consumado preámbulo de esta sofisticada técnica relivaria, a la que el complemento del color presta aún mayor realce.
 
        


























   

 Lécito. Cacería Persa. Xenophantos de Atenas h. 380. A.C. Hermitage, San Petersburgo.


















Hidria. Ménades y Eros participando en un ritual dionisíaco, Hacia. 375-350 a.C. Procede de Cirenaica. Museo del Louvre, París.
                                                 











   La temática se revela bien variada, con cierto predominio de las escenas nupciales y de gineceo. Los erotes alados, a menudo ejecutados con ricos matices cromáticos, muestran una insistente presencia en diversos contextos figurativos. El ámbito iniciático (eleusino o dionisíaco)  ocupa un lugar destacado, junto con las recurrentes composiciones de combate de grifos, amazonas y arimaspos. Algunos temas míticos, como los inspirados en la leyenda de Paris y Elena, poseen particular relevancia cualitativa -  más que cuantitativa-  en relación con los gustos y expectativas individuales de los compradores.























Lebes gamikós. Celebración nupcial. Ceremonia de la epaúlia. Varias mujeres llevan ofrendas a la recién casada. Atribuido al Pintor de Marsias, h.360 a.C. Hermitage, San Petersburgo.




























Pelikè. Escena de baño ritual. Pintor de Marsias, h.340-330 a.C. Hermitage, San Petersburgo. 
  
     
          



  En el repertorio iconográfico no faltan referentes míticos muy áticos (como la confrontación entre Atenea y Posidón por la posesión del territorio, eco del frontón occidental del Partenón), ni la presencia de alguno de los trabajos canónicos de Hércules, La hidria y la crátera caliciforme que se reproducen constituyen excelentes testimonios. La primera, extremadamente refinada, procedente de una pequeña tumba de piedra en el monte Mitrídates y muestra el combate mítico ateniense, utilizando sofisticados procedimientos técnicos, tanto plásticos como pictóricos, que confieren a la hidria una apariencia preciosista. A modo de imitación suntuaria, los sobredorados traen a la memoria las piezas de orfebrería, el verdadero lujo tanto entre griegos como bárbaros. La segunda representa a Heracles en el Jardín de las Hespérides, alusión al trabajo que tuvo lugar en el otro extremo de la ecúmene.



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Hidria. Contienda entre Atenea y Poseidón en la Acrópolis de Atenas. Atribuida al Pintor de la Procesión Nupcial, h. 350 a.C. Hermitage, San Petersburgo.

   
 Crátera caliciforme. Herakles en el Jardín de las Hespérides. Mediados del silo IV a.C. Hermitage, San Petersburgo

El estilo Kerch representa el brillante epílogo de la cerámica ática de figuras rojas, que poco después de 330 a.C. cierra su largo ciclo. Durante el Primer Helenismo y el Helenismo Medio los centros de producción de vasos historiados se ubicarán en talleres de la Grecia de Occidente - con particular relevancia de  Sicilia y Lípari-, que habrían de actualizar con destacadas innovaciones los estilos polícromos del Segundo Clasicismo.

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https://youtu.be/lHsqVd9FL60 

 (vídeo sobre la antigua Pantikapea y el Museo de Historia y Arqueología de Kerch)



BIBLIOGRAFÍA

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